por Fran Stella

Otra Luna Llena que llega para que no nos olvidemos que el tiempo retorna sobre sí mismo permanentemente. Otra Luna Llena que llega para que, además de la fascinación que nos produce, podamos empezar a sentir el ordenamiento repetitivo detrás del fenómeno en el cielo. Quizás, si juntamos el suceso fantástico con el ordenamiento geométrico predecible, encontremos un resquicio en donde lo ordinario y lo fantástico le ceden lugar a la investigación.

Quizás el significado de esta lunación no esté escrita en el cielo -ahí afuera nuestro- sino codificada adentro nuestro. Quizás no sea igual para todxs nosotrxs aunque ponga en pantalla los mismos significantes: Sol en Capricornio – Luna en Cáncer.

Días en que conversan adentro de cada quien el pulso capricornio y el pulso canceriano, días en que conversan adentro de cada quien el cuerpo que es eje alrededor del cual nos movemos y fuente de energía que nos hace movernos – El Sol- y el cuerpo que nos cubre del exceso de radiación y nos alumbra, siempre en distintas intensidades, en las noches – La Luna-.

¿De cuántas preguntas distintas puede estar hecha esa conversación? Ninguna más cierta que la otra, ninguna más pertinente que todas, el cielo es capaz de contener múltiples significados al mismo tiempo aunque parezcan contradictorios. En esta dimensión, cada quien tiene que hacer mangueras adentro para encontrar su propia pregunta.

Buscarla en lo que ya se viene moviendo hace un tiempo: si la lunación es un proceso, seguro que lo que con esta Luna Llena seamos capaces de ver iluminado en la noche cerrada sea algo que se viene gestando hace meses.

¿Cuál es la sustancia -Cáncer- del tiempo -Capricornio-? ¿Qué relación existe entre mi estructura y mi capacidad de contacto emocional? ¿Qué relación hay entre lo que estoy construyendo y mis necesidades? ¿Estoy construyendo en contacto? ¿Cómo es la distancia entre mis huesos y mi piel?

Pero no solo de preguntas puede estar hecha esa conversación. Pueden haber recordatorios: de que la piel, ese órgano blando que nos recubre, es también un límite y de que, en simultáneo, los huesos, esos tejidos que imaginamos rígidos, son blandos, sienten y tienen médula adentro. Un recordatorio de que lo que parece una cosa a la vista, puede cumplir funciones diferentes si lo miramos desde adentro.