por Fran Stella

Ponerle palabras a la Luna Llena es siempre un ejercicio insuficiente. No por eso deja de valer la pena intentar encontrar las palabras justas que, de manera anticipada, sintonicen con un proceso que, como todo fenómeno celeste, es misterioso por naturaleza e infinito en su capacidad para tomar forma.

No por insuficiente es menor su belleza. Buscar palabras es construir puentes entre la cabeza y la panza; darlas a conocer es una invitación a reunir muchos cuerpos alrededor de eso que pasa una vez al mes: el Sol ilumina de lleno la Luna y la vemos resplandecer plateada en el cielo oscuro.

Que haya más visibilidad en la noche es una metáfora: si el Sol es imagen para la consciencia y si la noche es imagen de lo inconsciente, la alegoría es que es ahora cuando los rayos filosos del Sol y la capacidad reflectiva de la Luna nos vuelven capaces de atisbar en la oscuridad aquello que hasta este momento simplemente no veíamos.

Quizás sea más preciso nombrar la insuficiencia como “destiempo”. Es un mes después que las palabras se vuelven más certeras para la Luna Llena en Cáncer. El núcleo íntimo de un proceso se volvió visible y ese interior afectivo reestructuró la forma y se volvió estructurado a la vez.

Acaso sea hora de ponerle, al amparo de la Luna Lleno en Leo, un nombre.

Ponerle nombre a las cosas es diferenciarlas -Leo- y hacer espacio para que circule mayor creatividad -Acuario- a través de ellas. Pero ¿Por qué?

Cuando nombramos, discriminamos lo específico de cada proceso. Podemos entonces sentir lo que une y lo que diferencia a la vez y es ahí cuando empiezan a latir juntos los corazones. Habilitar la creatividad y la diferencia -lo que abre circuitos neuronales nuevos dentro de cada cerebro y entre los cuerpos de muchas personas- nos invita a hacer contacto con lo que late, lo que bombea y lo que irriga en cada unx.

Si le ponemos un nombre a eso que en la Luna Llena en Cáncer se gestó, tal vez sea capaz de seguir creciendo a pura fuerza de latidos y en contacto con la red de la que es parte. Esa es la relación estructural que esta Luna Llena nos invita a atender: entre aquel proceso que nos llena de vitalidad el cuerpo porque late fuerte y esos seres que, aunque diferentes, son parte de ese proceso. Desde este ángulo, la creatividad es eso que nos mantiene lo suficientemente juntxs como para inspirarnos y sentirnos cerca y lo suficientemente distantes para que sintamos la diferencia, la autonomía.