Cuando alguien porta aquella energía que me complementa,  se produce un magnetismo con otro universo.

 

Las parejas y los vínculos están inscriptos en la carta natal, como relaciones de energías. Mariano Quintas es Astrólogo especialista en parejas, y aquí explica cómo es posible comprender mejor estos encuentros, para poder aprovechar el aprendizaje que cada experiencia representa.

 

(Entrevista publicada originalmente en la revista Uno Mismo)

 

“El planeta ligado al amor es Venus: su naturaleza es abrirse al encuentro con el otro y al afuera, hacia todo lo placentero y maravilloso que la vida trae. Es una energía de apertura, encuentro, atracción. Otro planeta muy ligado a lo afectivo es la Luna, pero su anhelo es anidar, sentirse seguro y querido. Es una energía de protección, que cierra, ligada a la memoria, el pasado. Entonces se generan dos vertientes que no combinan fácilmente: cómo me siento querido y anhelo huellas que identifico como amor, por un lado; y cómo abrirme, qué energía encuentro cuando me abro, quémagnetizo y qué me complementa, por el otro. Por eso muchas veces aquello que me complementa, que realmente me atrae -el amor visto desde Venus-, puede ser muy temido y vivido como muy inseguro para mi modalidad lunar”, dispara Mariano Quintas, astrólogo especialista en parejas. Con esta primera aproximación a la visión del amor, los vínculos y los encuentros que ofrece la astrología, comienza la charla en el ambiente de trabajo preferido de este profesional: el nutrido jardín de su casa en Olivos. Allí, cuenta, suceden muchas de las entrevistas astrológicas que realiza con quienes lo consultan. El fresco de la mañana y la suave calma de su voz invitan a conversar y reflexionar sobre el tema que, en las estadísticas, es uno de los principales motivos de consulta astrológica. Y en la realidad, es lo que ha quitado el sueño –y aún sucede- a escritores, poetas, filósofos y hasta científicos y médicos durante toda la historia de la humanidad.

-¿Qué otra aproximación nos da la astrología a lo que conocemos como amor?

– La Luna y Venus son arquetipos femeninos. Los arquetipos masculinos complementarios son Marte (que representa el deseo y la pulsión sexual) y Saturno (relacionado con la ley, los límites, la función paterna). Inevitablemente el anhelo de completitud de la Luna se alía con Saturno, porque éste le garantiza la estructura, forma y estabilidad para mantener el “nido”. Pero al mismo tiempo fija una forma y enfría. Venus convoca a Marte, y eso es profundamente renovador y vital, pero no estabiliza. Entonces ahí se va armando una tensión muy fuerte: lo que uno va a mirar en una carta natal es cómo se articulan estos pulsos masculinos y femeninos. Algunas personas tal vez priorizan mucho la estabilidad afectiva, pero entonces tienden a dejar fuera la vitalidad.

-¿Qué pasa con aquellos que sí viven más intensamente su lado Venus-Marte?

– Son personas que tienen formas de relación mucho más libres, más abiertas. Se animan a experimentar formas de encuentro novedosas, intentando afirmar su diferencia y habilitando nuevos surcos para otros también. Pero saber cómo equilibrar las dos tendencias tampoco es fácil, porque cuando ellos deciden que es momento de estabilizar, encuentran las marcas no resueltas del pasado. Probablemente no habían experimentado lo qué les pasaba cuando una relación involucraba la entrega a otro, la expectativa de que el otro también se entregue y que los dos intenten sostener el encuentro. Aparecen miedos que mientras no se habían expuesto, no habían llegado a descubrir. Lo cierto es que en uno y otro camino se van haciendo visibles aspectos de la propia carta natal, y lo no jugado de mi energía tarde o temprano se me presentará en la vida.

-¿Qué papel cumple la carta natal?

– Para la astrología la carta natal es un campo de energías, en el que se constelan los vínculos entre ellas. Nos identificamos con un fragmento del mapa, y magnetizamos y nos enamoramos de otros fragmentos del campo. Así nuestros vínculos y parejas están inscriptos en el mapa. Cuando aparece alguien que porta aquella energía que me complementa se produce un “magnetismo”. El encuentro con el otro y el enamoramiento están asociados a ese magnetismo. Así la pareja es una experiencia que lleva al yo a algún lugar desconocido de sí mismo.

-¿Cómo se ‘leen’ las relaciones de pareja en la carta natal?

– Veamos un ejemplo: una persona con posiciones lunares que indican una naturaleza maternal muy fuerte, y la necesidad emocional de fusionarse en el vínculo. Venus en acuario, donde nos complementa el encuentro en libertad, entre personas independientes. A su vez tenemos a Saturno en la casa del matrimonio, que indica que esta experiencia es para estructurarnos y madurar. Allí me encontraré con lo no elaborado con mi función paterna. Como vemos, hay fuerzas que se presentan contradictorias. Probablemente esta mujer, en su adolescencia, en el anhelo de ser todo para el otro se encontró con frustraciones, y varones libertarios que no se comprometían. Actualmente ella es una mujer muy venusina y seductora, que quiere relaciones menos intensas. Pero encuentra que los varones se le instalan en la casa y se quieren casar. No sabe ponerles límites ni a ellos ni a su instinto maternal que los protege, e inconcientemente aniña, y termina escapando e iniciando el mismo recorrido con otro. Primero se identifica con un polo y años más tarde experimenta otro: será así hasta que la conciencia comprenda su dinámica interna, y alquimice más satisfactoriamente su naturaleza.

-¿Es necesario hacer un trabajo sobre la carta natal de las dos personas?

– En primer lugar es recomendable trabajar sobre la carta natal personal, porque la energía que el otro me juega está en mi propio mapa. Nosotros tenemos la fantasía de que la carta natal es la del yo autoconciente, pero es un campo energético. Lo primero que indagamos es qué energía expresa la pareja para uno. Eso significa que le aporta ciertas cualidades, experiencias, desafíos y dificultades vinculares. Por eso digo que hay una ampliación en el campo de vida y la conciencia, a partir de lo que el otro trae. La entrevista con la pareja y sus dos cartas es muy rica en un segundo nivel del trabajo, que permite comprenderse e intentar acompañar con mayor conciencia las dificultades y los recorridos personales de cada uno.

-¿A qué tipo de información se puede acceder desde la astrología sobre las parejas?

– Está muy ligado a la parte de mi carta natal con la que yo me identifique. Cada uno quiere que la vida y la pareja vayan de acuerdo a ciertos sueños, expectativas, modelos o creencias. Por eso es necesario entender que a través de su pareja, uno magnetiza a otro, que porta su universo, con otro modelo y otra naturaleza de cómo es el amor. Y que esa es una energía de la cual tiene que aprender. En una entrevista vamos a trabajar sobre porqué esta energía viene, qué lo atrae, qué le aporta, pero a la vez qué dificultades y qué desafíos representa, y qué temores dispara. E ir comprendiendo que los vínculos que nos tocan vivir van más allá de resolver un problema amoroso puntual, ya que nos ponen en contacto con un patrón vincular propio que necesito trascender para no repetir experiencias.

-¿Entonces cómo deberían ser entendidos los vínculos?

– Para la astrología, el amor y el encuentro con el otro son un aprendizaje del yo, para encontrar otras partes de mi energía, que están encriptadas en las experiencias que vivimos. A veces nos enamoramos de alguien que nos lleva a cierto viaje en la vida, a una encrucijada, o algún lugar no deseado. Eso que en principio es magnético, tiene un desafío implícito y un aprendizaje de conciencia. Esta perspectiva rompe con varios mitos o creencias culturales acerca del amor: el mito romántico, o que el amor es para el placer y satisfacer mis anhelos o mis deseos, el mito de la media naranja u otros. Sobretodo el anhelo de cerrarse en un vínculo completo, autosuficiente, que no nos permita seguir creciendo en los caminos que cada integrante de la pareja necesita recorrer. Trascender los propios mitos personales es parte del viaje de apertura del corazón.

-¿Cómo se vive una ruptura o un replanteo de una relación de pareja?

– Es muy importante tener presente el tema del tiempo: para la astrología es circular y remite a ciclos de experiencias. Entonces, la pareja forma parte de estos ciclos. Esto tiene que ver con que el encuentro me trae un universo maravilloso y fascinante, y una vez que se han hecho cierto tipo de intercambios de energías, algo empieza a perder vitalidad: perdió magnetismo, muchas veces pierde carga sexual. Evidentemente hay una experiencia en esa relación que ya se ha consumado. Ahí es cuando se abre la posibilidad de ver cómo nos entregamos al nuevo ciclo, que muchas veces puede llevar o a una profunda renovación del vínculo, o a su fin.

-¿La dificultad mayor es hacerse a la idea de que las relaciones pueden terminar?

– Lo que nos resulta difícil es entregarnos a ver el tiempo como ciclos, y nuestras relaciones de pareja como eslabones de un viaje. En una carta natal vamos a trabajar mucho la secuencia de vínculos, para ir descubriendo cuáles son los aprendizajes, y cómo ir alquimizando distancias energéticas internas que he ido viviendo y experimentando en distintas relaciones, en pos de ir encontrando un equilibrio más satisfactorio. Así es posible reconciliarnos con el hecho de que todas las experiencias afectivas tienen un tesoro, cada encuentro es abrir un paquetito que contiene un regalo del universo muy específico. Más allá de cuanto duren. La astrología nos sirve para comprender el sentido de las experiencias y sentir que nuestros encuentros son estaciones de un proceso gracias al cual el corazón se abre a una dimensión más integradora de la vida.

 

Una misión compartida

Astrológicamente, ¿hemos reparado en el hecho de que existen millones de seres humanos que en la segunda parte del siglo XX convivieron con el pasaje de Plutón Urano y Neptuno por los signos de Libra y Escorpio? Estas posiciones marcan una profunda necesidad de redefinir el encuentro, el vínculo amoroso y el intercambio de energía con el otro polo. (El destino personal y el destino colectivo, artículo publicado por Mariano Quintas en Casa XI en julio de 2006).

Lo que habitualmente conocemos como las generaciones, en astrología se puede ver a través de las posiciones de los planetaslentos, que pueden llegar a estar entre 7 a 35 años en un mismo signo. “Desde 1942 hasta 1995, alguno de estos planetas ha estado en libra, (ligado al matrimonio y al encuentro) y en escorpio (que representa la sexualidad y el intercambio de energía con el otro)”, detalla Quintas. Según esta visión, este período ha sido muy fuerte como experiencia planetaria para un replanteo acerca de qué es el encuentro, el amor, los vínculos y la sexualidad. Y además, todos los nacidos en esos años tienen como desafío desarrollar nuevos niveles de sensibilidad en estos temas.

“En ese sentido, nuestros pequeños aprendizajes son parte del viaje de una experiencia colectiva. Es por eso que las parejas resulta un tema tan pregnante, tan atractivo. Evidentemente los seres humanos que estamos vivos hoy en el planeta somos portadores de un cambio muy radical al respecto: todos los que actualmente tenemos entre 11 y 64 años llevamos dentro esta semilla”, agrega. (año 2007)

En el marco histórico, el siglo XX significó un cambio profundo en cuanto al rol de la mujer. Hechos significativos -como la aparición de la píldora anticonceptiva, que posibilitó discriminar sexo de procreación, entre otros- han ido redefiniendo su rol. Esto también implica una redefinición del varón, y el encuentro entre ellos. “El hecho de que todos estos temas sean polémicos, impliquen luchas sociales y búsquedas permanentes, indican que algo que está en transición. Por eso tenemos que aprender a desarrollar una mirada mucho más compleja sobre el tema –sostiene Mariano-. Cuando miro esto con ojos de astrólogo se hace evidente que no está por resolverse pronto, porque todos estos seres humanos tienen toda la vida por delante para seguir redefiniendo para la humanidad qué es el amor, qué es la sexualidad y qué el intercambio con otro”.

 

 

Aprender de las experiencias

“Hay ciertos tipos de personalidades identificadas con determinadas energías astrológicas. Para cada uno de ellos, el aprendizaje del amor y del vínculo tiene ciertas características”, explica Mariano Quintas.

– Personas neptunianas: son soñadoras y sensibles. El aprendizaje que tienen que hacer es que el amor es una entrega a otro que es distinto de mí, que representa otro universo. Entonces, para ellos, el amor es trascender la propia película para encontrarme con otro real.

– Plutonianos: la relación con la vida se caracteriza por tratar de controlar para evitar que pasen ciertas cosas no deseadas, o para garantizar que la vida va hacia donde yo quiero. Indudablemente, las relaciones amorosas para ellos portan el desafío de la entrega y soltar el control. Muchas veces, estos aprendizajes están encriptados en experiencias de destino, que pueden ser dolorosas.

– Saturninos: suelen tener un modelo muy firme de cómo debe ser el vínculo y presuponen muchas veces una mirada naturalista en la que esto es así para todo el mundo. Deben aprender a entregarse a algo desconocido, donde el encuentro traerá universos diferentes, y la maravilla de ver que hay otras posibilidades de lo que es la vida y el amor. Más del corazón que de la forma.

– Uranianos: tienen un fuerte anhelo de libertad y creatividad, pero el encuentro porta el desafío de descubrir que la libertad y creatividad se puede dar dentro del vínculo amoroso, entregándose a su intensidad emocional.

– Lunares: tienen el anhelo de garantizarse el amor del otro, con mucha necesidad de sentirse seguras y gratificadas, y esto genera una dificultad para la apertura. Hay una gran necesidad del otro pero el otro no siempre los satisface en estos términos de confirmación emocional. El aprendizaje es poder abrirme e ir más allá de mis miedos.

«El encuentro con el otro nos lleva a trascender los moldes de nuestras personalidades en un viaje hacia la apertura de unasensibilidad y comprensión de niveles mas profundos del amor”, agrega Quintas.